Los trabajadores, cada 1 de mayo en SomosViento, se convocan a un rejunte festivo; como lo hace el mondongo con el agua, el zapallo, los condimentos y la cebolla de verdeo. Los trabajadores comparten mediodía y tablones: allí filas de platos, vasos y cubiertos; canastas con pan y bebidas compartidas. Las conversaciones se adueñan de las pausas, entre bocado y bocado. Cada primero de mayo, además, el escenario se abre para que cada uno se manifieste del modo que quiera. Hablando, con ejercicios de clown, con alguna guitarra o tambor, con algún relato…
Los primero de mayo en SomosViento nunca se quedan en lo anunciado en los afiches. Siempre sorprenden a organizadores y agasajados, con algún pan que se traen bajo el brazo. Y para colmo de bienes, este año se vino un viernes: umbral del fin de semana, momento “librado al hacer”.
Contemporáneo al locro, el escenario. Casi como un tablón más, arrancando con el solcito abrazador de la siesta y apagándose tarde en la noche, recogido en algún rinconcito. Susana, el Culi Taborda, Pablito Monti, el Nachito y Bocha Gregorio, cantaron canciones propias y prestadas, algunas para sí y otras dedicadas. Como el viento, desplegando melodía, poesía y coros con gusto a primero de mayo por todo el galpón. También el escenario hizo lugar al humor, los disfraces, las canciones y el arte callejero cachivache de Concherto Cherto Cher Bis Bi Sarro (Estelita Depetris, Pipi Romero, el payaso Pampero, Bocha Gregorio y el PelAdo), que para coronar su performance irreverente, se despidió con una versión libre de la canción de San Francisco.
Barro. Historias minúsculas, bien de abajo, sin demasiada visibilidad y, sin embargo, tan profundas y determinantes en el transcurrir de la HISTORIA con mayúsculas. Una treintena de vecinos se llegaron el sábado 2 de mayo a SomosViento, para disfrutar de “El barro de la Historia”, el nuevo espectáculo de Saúl y Sandra, los vientos cuentacuentos que integran Carbón & Sal. Los inmigrantes judíos, los pueblos originarios del desierto, los asesinatos de la Revolución Libertadora. Cuentos, fábulas… historias con dosis de ficción y realidad necesarias, para aportar a la construcción de la memoria colectiva. Lo recaudado en alimentos no perecederos esa jornada, fue directamente para el Hogar de Ancianos. Un sentido aplauso se quedó con los cuentacuentos.
Documentos. También el primero de mayo de este año, antecedió a SanFrancisco.Doc, este ciclo que pone a consideración de los asistentes cada primer domingo mensual, proyecciones de cine documental. La ciudad de los fotógrafos, la elección de esta vez: fotoperiodistas chilenos que documentaron con sus cámaras valientes, la dictadura de Augusto Pinochet. Registros de la época y la mirada de los protagonistas, treinta años después. El debate pos película entre los presentes, fue continuidad natural del film; con la fotografía, el periodismo y las dictaduras como tópicos espontáneos.