jueves, 7 de agosto de 2008

Apostillas del Segundo Cumpleaños de SomosViento

Ausencias, presencias y sorpresas
La noche del segundo cumpleaños fue un evento típico de SomosViento. No un evento más, pero sí uno bien típico. Con las habituales ausencias y presencias, y con la cuota de de sorpresas infaltable.
Faltaron autoridades oficiales, pese a la exhaustiva tarea de difusión, y por lo tanto faltó la cobertura oficial de la gran mayoría de los medios locales en el lugar. Lo que no es una sorpresa, pese a que después tratan de enmendar culpas con premios y reconocimientos vacíos de contenido. Tampoco es una sorpresa que en gran número, la comunidad sanfrancisqueña se acercara la no tan fría noche de sábado 26 de julio de 2008, a colmar las gradas (nuevísimas), las sillas y el piso mismo del galpón de Juan de Garay esquina Brasil. Se llegaron a SomosViento, y allí tampoco hay sorpresa alguna, compañeros de ruta de otros espacios sociales y culturales de la ciudad y de la región.
El galpón latió taquicárdicamente hasta larga la madrugada del domingo, conducidos por la música de los tambores del Centro Cultural Fernando Birri santafesino (una de las gratísimas sorpresas, en su primera escalada en SomosViento), las denuncias de Culi Taborda y su nuevo grupo de música popular, la guitarra en clave poesía de Bocha Gregorio y las canciones combativas del músico y luthier Tito Sánchez, y esos clásicos que levantan coros y ánimos abatidos, de la mano de Gastón Bono y Pipi Romero, con respectivos grupos. En el medio, intervenciones del taller de teatro viento, en cuotas bien dispensadas y destacadas performances cuentacuentos del grupo Carbón y Sal y del malabarista local Cuete. La torta de la Lili, se llegó como un año atrás desde Rafaela con el malón alegre de Estación Esperanza, invitando al trillado pero nunca malvenido 'que los cumplas feliz'. Alguna poesía de Carlos Fuentes también dijo presente, con cancán y peluca y es de destacar también, al taller de niños que presentó una publicación con dibujos, canciones y cuentos, que denotan el trabajo de cada sábado por la mañana, llevado adelante por talleristas y chicos. Después de tanto despliegue y ya con la luna de domingo sobre el cinc, un grabador amplificado invitó al baile con candombe y cuarteto, en mixtura natural. El cansancio fue volteando peones con el correr de las horas. Algunos hicieron enroque y trasnocharon a ritmo de cerveza y fernet, hasta que la gorra no dio para más.

De colectivos y colectivos
SomosViento, para la celebración de su segundo aniversario, con un mes de anticipación más o menos, vino invitando a colectivos que vienen trabajando en San Francisco y en otras ciudades, 'que desde lo diverso, lo plural y lo coherente aportan cotidianamente a construir un nosotros amplio e inclusivo', tal lo destacaba literalmente la invitación.
Por segundo año consecutivo, la gente del Centro Cultural y Social Estación Esperanza de Rafaela, se tomó literal lo de la invitación a colectivos y se llegó con uno propio a Juan de Garay y Brasil. A bordo, más de una quincena de esperanzos convivieron durante día y medio, casi como familia gitana. Incluso al momento de la partida, la siesta del domingo 27, hicieron lugar para subir a los cuatro santafesinos del Birri y los acercaron a la Terminal sanfrancisqueña.

Qué bonita vecindad
Algunos participan en los talleres: en el de niños, en el Literario, en el de Plástica, en el de Tallado en madera, en el de Teatro. Otros nos acercan lo que sienten que nos puede llegar a servir: desde infinidad de libros, hasta colchones, sillas, una tribuna e incluso una pileta Pelopincho. Otros vecinos no faltan a una sola de las actividades. Pero también hay otros vecinos, silenciosos, que uno nunca sabe y sin embargo... Un despensero le dice a un viento que va a comprar galletitas, que está muy bueno que haya gente haciendo cosas por los demás. Muestra orgulloso en su pared el afiche del segundo cumpleaños y algunos dibujitos de los niños del taller de niños y cuenta que cuando empezó todo esto, hace más de dos años, los vecinos del barrio miraban con desconfianza. En este punto hace la necesaria aclaración de que el Cottolengo es un barrio de gente 'grande', poco acostumbrada al movimiento. Dice el despensero que con el tiempo, la comunidad toda y la de este barrio en particular, fue empezando a entender y a respetar. Destaca a las murgas que recorren siempre las calles y al trabajo constante con los niños. 'Están de fiesta hoy', comenta otro vecino a este mismo viento, en otra despensa del barrio. 'Salió por todas las radios. Voy a tratar de ir, siempre estoy por ir'.

Intercambios
Los grupos 'foráneos' empezaron a caer el viernes 25 en cómodas cuotas y el sábado, pasado el mediodía, en gran cantidad, para completar el dream team final. Algunos en colectivo particular, otros en auto particular, algunos otros en colectivos de línea e incluso no faltaron los que se llegaron en bicicleta y moto. Y a pie, obvio. Algo retrasada, con un buen marco de asistencia, la primer actividad del segundo cumpleaños, arrancó cerca de las 16. El taller La risa como principio revolucionario, coordinado por Charango del Movimiento Nacional de Murgas, según cuentan los que participaron, fue muy bueno (más tarde, el pequeño coordinador murguero dejaría un juego de fotocopias del marco teórico del taller, para que lo reprodujese quien quisiera). Acto seguido y como estaba pautado, una ronda mateada al viento dentro del galpón, con sillas distribuidas en ronda (las gradas de la tribuna incluida), dio lugar a una presentación entre grupos y en ese tren, a una charla acercad de los modos de hacer que tiene cada espacio, las dificultades y las proyecciones, que no por casualidad son de alguna manera los modos, las dificultades y las proyecciones que viven todos (particularides aparte). Tres puntos suspensivos, el reloj que apremia y la sensación de que este intercambio se puede llegar a materializar, se condensa en un par de propuestas que recién se están empezando a discutir, pero que con el correr de las horas irá tomando más forma. Se habló de la disputa permanente con la legalidad y con la indiferencia, de las complicaciones que se tiene intra grupo en cada experiencia, de los tiempos de hiperactividad y los tiempos de meseta, de los cambios de formación, de la informalidad, de la formalidad y del trabajo con otros colectivos. El futuro, para todos tiene una cuota de misterio importante, pero con una visión clara. Entonces empezar a programar un trabajo conjunto, da un poco más de seguridad y confianza.
Y el intercambio sigue y sigue y por el galpón circulan casi anárquicamente, volantes del Fest*Poet3 en Estación Esperanza y un DVD que muestra al Birri y al Circo del Mono santafesinos, ejemplares del semanario también santafesino, Pausa, una producción original en papel del taller literario Hacemos Bollitos de SomosViento, ejemplares del boletín El Caracol de la Biblioteca Popular Caminantes de Paraná (que se llegó con cuatro representantes). Y siguiendo con esto de los intercambios, después, a la hora del bailoteo, poco importa (y ¡qué bueno!), si sos de aquí o sos de allá. Globos, torta, cerveza, guiso y musiquita. ¡Qué más! Después el domingo, asado para todos, tremenda parrilla colmada, charlas, rondas, proyectos, despedidas, hastaluegos, hastalapróximas, promesas, miradas, mates. Y unas vacas volando que dejan caer lagrimones típicos de domingos pos actividades vientos, con amigos nuevos que vuelven a sus casas, llevándose pedacitos de aire y dejando bocanadas de esperanzas en este galpón que se hincha de alegría.

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