La Falta y Resto bajó del escenario. Abrieron las vallas. Saludaron y sonrieron para todas las máquinas fotográficas que pretendían capturar su imagen.
El canto y el encanto se prolongaron, sin maquillaje, en el galpón de Somos Viento que se convirtió en un tablado improvisado. Se armó la ronda de amigos, mates y dulces. Ellos nos regalaron canciones, nosotros cuentos.
Y siguió la charla de la vida, el trabajo, la cultura. Nos conocimos alguito. Hubo regalos, abrazos y promesas de volver a vernos. Bajo un cielo pleno de estrellas y una luna de testigo, nos despedimos. Las voces en la retirada y la magia quedaron prendidas, como abrojitos, en las paredes del viento.
Un viento oriental los hizo cruzar la orilla, tal vez una vaca voladora los devuelva en algún carnaval.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
FALTA Y RESTO EN EL VIENTO
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